jueves, 2 de agosto de 2012

Todos hablamos mucho cuando nos cuentan cosas parecidas que les ocurre a otras personas. No sé por qué, pero nunca pensamos que puede sucedernos a nosotros y, en cambio, el día menos pensado te toca a ti, como si te hubieras traído mala suerte tú sola. Tienes que arreglar cuentas con tu orgullo y tus ganas de seguir con él... Pero que coñazo! Siempre he sido una negada en matemáticas. Y ademas, en el amor no existen ecuaciones ni operaciones... No existe el contable de los sentimientos o el asesor financiero del amor. ¿Que ocurre, que hay que pagar un impuesto para ser feliz? Si fuera verdad, lo pagaría a gusto. Lo peor de todo es que le echo de menos. Estoy en el puente, paro el coche y bajo. Me acuerdo de esa noche, esos besos...

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