jueves, 6 de diciembre de 2012

You make me happy

Ámale

A quien te sonría sin motivo.
A quien no le importe hacer lo que sea por verte feliz.
A quien le gustes incluso recién levantada.
A quien te despierte con un beso.
A quien no le importe quitarse su chaqueta para que no pases frío.
A quien te mire con deseo.
A quien cada día intente volverte a conquistar.
A quien presuma orgulloso de ir contigo.
A quien te lleve desayunos a la cama.
A quien te cocine por vuestro aniversario.
A quien te achuche con ganas y fuerza.
A quien no te llame 'princesa', pero te trate como a una.
A quien sepa valorarte.

... A ese, ámale.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

A todos les llega algún día una etapa en la que consigues la felicidad máxima: sonríes porque sí, estás rodeado de gente valiosa...
Yo estoy en ella.

jueves, 2 de agosto de 2012

Vive tu cuento.



Parece que quiera entrar dentro de mí, devorarme, llegar a mi corazón. 
Pero ¿qué haces? Para. Ya es tuyo.

Nos reímos. Y seguimos riéndonos así. Hablando sin saber muy bien de qué ni por qué. Después decidimos colgar, prometiendo que nos llamaremos mañana. Es una promesa inútil: lo hubiéramos hecho de todos modos. Cuando pierdes tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que ella ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdido. O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es un poco de lo mismo... 
Todos hablamos mucho cuando nos cuentan cosas parecidas que les ocurre a otras personas. No sé por qué, pero nunca pensamos que puede sucedernos a nosotros y, en cambio, el día menos pensado te toca a ti, como si te hubieras traído mala suerte tú sola. Tienes que arreglar cuentas con tu orgullo y tus ganas de seguir con él... Pero que coñazo! Siempre he sido una negada en matemáticas. Y ademas, en el amor no existen ecuaciones ni operaciones... No existe el contable de los sentimientos o el asesor financiero del amor. ¿Que ocurre, que hay que pagar un impuesto para ser feliz? Si fuera verdad, lo pagaría a gusto. Lo peor de todo es que le echo de menos. Estoy en el puente, paro el coche y bajo. Me acuerdo de esa noche, esos besos...